martes, 8 de septiembre de 2009

PARQUE NACIONAL YASUNÍ: bienvenidos a la casa del jaguar*

Uno de los parques con mayor diversidad de especies en el Ecuador y el mundo es el Parque Nacional Yasuní. El Parque es también el hogar de uno de los depredadores más importantes de América: el jaguar (Panthera onca), indicador de que el ecosistema se mantiene en buenas condiciones ya que es uno de los líderes en la cadena alimenticia.

el dosel del Yasuní. 1999

Dios mío pobre mi hijito se tiene que meter en esa selva, con culebras y miles de bichos, y mi hijito ¿qué come ahí pues usted, mono?- pregunta mi abuelita cada que hablamos de mis viajes a la selva. Y es que ese es el concepto que tiene la mayoría de personas sobre este lugar tan lleno de misterios y escasamente conocido por la gente de las ciudades. A continuación les voy a contar un poquito de ese lugar “tan peligroso”.

Cuando tenía aproximadamente 12 años viajé por primera vez a la selva amazónica ecuatoriana con mi padre y algunos extranjeros. Recuerdo muy bien el calor que hacia y lo pegajoso que era el ambiente debido a la humedad del lugar. En 1997, nuevamente empezaba el viaje al paraíso, al lugar más hermoso del mundo. Junto a mis compañeros y compañeras tomamos un bus de la cooperativa Baños y luego de 12 horas de viaje cruzando el páramo, el bosque nublado y húmedo intervenido, divisando paisajes bellísimos y cambios de clima y vegetación llegamos a la parada final, El Coca. Al día siguiente dos horas río abajo por el Napo llegamos a Pompeya, el punto de control para ingresar al bloque petrolero #16 (que en ese entonces estaba adjudicado a la compañía Maxus, actualmente está Repsol-YPF) y al Parque Nacional Yasuní en su zona norte. Posteriormente, tomamos la vía construída por la petrolera que atraviesa el bloque petrolero, y parte del Parque a partir del Km 8 desde es puente del río Indiyama. Ahí también se ubican varias comunidades de dos grupos indígenas que han habitado el Parque por años: los kichuas y los huaorani.

Desde la carretera se observaba un gran bosque con árboles gigantescos y algunas aves como los caciques, las oropéndolas y los gallinazos de cabeza negra, amarilla y el espectacular gallinazo rey. De repente, observamos una hermosa serpiente coral que estaba en la mitad de la vía tomando sol, al igual que una lagartija tegu que habíamos visto unos minutos atrás. Una hora y media después llegamos al río Tiputini, donde tomamos una canoa y luego de 2 horas río abajo arribamos a nuestro destino, la Estación de Biodiversidad Tiputini. Ahí iniciamos nuestros primeros trabajos de investigación y tras 12 estupendos días regresamos a la capital.

Al año siguiente, regresé a la Estación y a partir de entonces establecí una fuerte relación con los investigadores y algunas de las actividades que se realizaban allí.

Cuatro años más tarde empecé a trabajar en la Estación y puedo decir que ese último año fue uno de los más emocionantes e increíbles de mi vida. Empecé a vivir muchas experiencias nuevas, a acurrucarme con el canto de varias especies de sapos, búhos, tinamúes y grillos y a despertarme con el tempranero canto de cientos de aves o con los chillidos de los monos aulladores y los songo-songos o monos tití. Nunca faltaba el canto de los tucanes, los alaridos de las loras y los guacamayos declarando su amor, el cruce de ardillas entre mis pies y de guantas y guatines buscando algún manjar extra.


el río Tiputini

Varios kilómetros alrededor no ha exististido cacería intensiva durante los últimos 30 años, excepto la de subsistencia practicada por los huaorani, por eso aún es posible ver animales de todo tipo, a cualquier hora y en cualquier lugar. Es como un zoológico pero sin jaulas, monos por doquier, como los chorongos o monos lanudos que se mueven por el dosel o la copa de los árboles en busca de frutos, hojas tiernas o algunos insectos; al igual que los aulladores que debido a que comen muchas hojas se pasan largas horas durmiendo y otras especies de monos como los araña o maquisapa y dos especies de saki o voladores. Más debajo del dosel podemos encontrar los barizos o monos ardilla, los chichicos de manto dorado, los leoncillos (el mono más pequeño del mundo con apenas 12 cm sin medir la cola), los capuchinos, machines o micos y los monos nocturnos. En total son 12 especies de primates que habitan en el parque.

Además de los interesantes y agitados monos, es muy común observar capibaras (los roedores más grandes del mundo), chanchos saínos, venados, cabezas de mate, alrededor de un centenar de especies de murciélagos, caimanes blanco, negro y enano; charapas y tortugas de tierra; tangaras, trepatroncos, pavas, paujiles y cerca de 500 especies de aves; ranas mono y venenosas de colores llamativos, sapitos de cristal y una infinidad de mariposas, saltamontes, libélulas, escarabajos, hormigas como las militares, las arrieras o las congas, caracoles, cigarras y billones de insectos e invertebrados (se estiman 30 millones de especies). Con suerte y paciencia se puede ver perezosos, nutrias, armadillos gigantes, el hormiguero u oso banderón, gatos como el ocelote, el puma o el misterioso jaguar, águilas como la crestada o la imponente arpía, paiches gigantes y delfines rosados.


Las plantas también muestran lo suyo, ceibos centenarios, parkias, chunchos, morales, chiparos, guayacanes, pechiches, manzanos, colorados, cedros y varias palmas como pambiles, chontas, lloronas y otros forman la catedral verde conde se albergan el resto de seres vivos. Por debajo de ellos, cientos de lianas y bejucos, enredaderas, bromelias, helechos, orquídeas y arbustos. Este paisaje, bien llamado bosque húmedo, es bañado por 3.300 mm de agua anualmente, lo que equivale a 10 mm diarios (1 mm de agua equivale a 1 litro de agua en un metro cuadrado). El parque posee varios tipos de bosques como el de tierra firme, los inundados por aguas blancas (varzea) e inundados por aguas negras (igapó). Debido a toda esta multiplicidad de seres vivos y por ser considerado uno de los bosques tropicales con mayor diversidad en toda la cuenca amazónica, el Parque Nacioanl Yasuní fue catalogado por la UNESCO como Reserva de la Biósfera en 1989, un título que pocos lugares obtienen en el mundo. Según David Pearson y David Middleton y su libro publicado en 1996, The New Key to Ecuador and Galapagos, el parque es el mejor lugar del Ecuador para observar vida silvestre.

¿Qué lindo no? Sin embargo, varias de las especies de animales y plantas mencionadas antes, se encuentran en diferentes niveles de amenaza. Algunas en peligro de extinción en el Ecuador y otras en peligro de desaparecer para siempre de este mundo. Mayer Rodríguez, conocedor de la selva amazónica, me decía: “Chico, si hace unos años era facilito salir a cazar; a uno se le cruzaban los animales en frente de los ojos y era cuestión de simplemente disparar”. Tiwi, un cazador huaorani, me contaba que antes era más fácil salir a cazar y regresar con bastante “carne de monte”. Ahora, Mayer dejó su escopeta a un lado y es guía de la Estación; en cambio, Tiwi sabe que la cacería no será infinita y que no se la puede realizar todos los días como solían hacerlo.

La cacería es solo una de las razones por la que estos animales están amenazados. La pérdida del hábitat natural para animales y plantas es otra de las razones. La tala del bosque, cuyos dos objetivos son el uso de la madera de primera calidad para la industria y la implantación de monocultivos, tales como palma africana, banano, café, cacao, yuca y maíz, son factores de amenaza.


vía Quito, cerca de Baeza

Además, según el decreto ministerial 1206, cualquier persona kichua o huaorani tiene la posibilidad de crear nuevos asentamientos en cualquier parte del parque. Esto ocurre principalmente al borde de la carretera, citada anteriormente, en donde se han asentado mas familias lo cual implica mas tala de árboles, ya sa para la venta de madera o para implantar nuevos cultivos. Además existen decenas de animales capturados, principalmente monos, loras y pericos, para su venta ya sea en el mercado "legal" en pleno centro del Coca o en los alrededores, Pompeya Norte por ejemplo. Nadie sabe cuántos kilos de animales muertos salen del bloque petrolero para su venta como “carne de monte”. Me pregunto ¿qué sucede cientos de kilómetros hacia el interior?.

Como se sabe el que exista una carretera, en cualquier parte del mundo, es un problema a futuro debido a que una vía de acceso permite la colonización. Actualmente la compañía petrolera controla el acceso al bloque. Algunas reflexiones que me hago son ¿qué pasará cuando la compañía petrolera termine su período de extracción, quién controlará el acceso al Parque y quién va a mantener la carretera?. Según el convenio, la petrolera deberá cerrar la carretera cuando se retire del bloque, lo cual es imposible ya que toda la gente que depende de ella no lo va a permitir. Según la ley, en cambio, está prohibida la extracción petrolera, minera, entre otras cosas dentro de áreas protegidas. Mas, por razones económicas las compañías petroleras permanecerán en nuestros bosques por muchos años más.

Este es un problema ambiental como miles que existen en el mundo y en el país, pero debemos actuar de inmediato o sino en algunos años tendremos el actual panorama de Santo Domingo, la Concordia, Limoncocha o Santa Cecilia y luego no quedará otra opción que mostrarles a nuestros hijos e hijas fotos de cómo era antes la Amazonía.

La reserva del Yasuní precisa de inmediato tareas de conservación en conjunto entre el Ministerio del Ambiente. Lamentablemente, la falta de recursos económicos impiden una mejor labor. Se necesita dinero para la logística y movilización de patrullajes mas continous e instalar puestos de control en zonas de acceso como Pompeya o la vía Auca. Además, los guardaparques deben ganar un sueldo acceptable por su trabajo.

Afortunadamente existen muchas personas y entidades que están trabajando en pro de la conservación del Parque. Las estaciones científicas de la Universidad San Francisco de Quito y la Universidad Católica aportan con información valiosísima generada a través de la investigación de científicos nacionales e internacionales. Organizaciones no gubernamentales como EcoCiencia y la Wildlife Conservation Society también son actores que generan información y capacitan a las comunidades indígenas. Todo este trabajo se lo realiza conjuntamente con el Ministerio del Ambiente, pero en general es necesario generar más información y aplicarla para de esa forma conservar una de las últimas casas del jaguar.**

* publicado en la Revista Terra Incógnita. Nov. 2003. fotos y texto, josé fabara. En ese tiempo la editora general era Ana María Carrera, quien editó y publicó la versión final borrando alguna información que podía comprometer a la revista.

** mi opinión sobre el tema ha cambiado rotundamente. Ahora, pienso que los procesos que sigue el gobierno, las ONG, petroleras, empresa privada y universidades no aportan para que en un futuro el PNY siga en pie. Cada uno de estos y más actores dentro del Parque sólo quieren salvar su pedazo, la pregunta ahora es ¿a quién le importa el Yasuní?

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